Fue un partido apasionante. De esos clásicos que cumplen con lo que prometen. Por todo lo que tuvo. Fundamentalmente, la emoción. Si algo no faltó fue emoción, hasta la definición por penales. Y los goles, y las circunstancias, y las expulsiones, y los cambios, y la resistencia uruguaya, y la búsqueda argentina... Fue un Argentina-Uruguay auténtico.
Hecha la aclaración del corazón, viene la parte de la cabeza. Y en ese análisis, Uruguay fue un equipo que maximizó sus recursos. Argentina, en cambio, los minimizó. Uruguay jugó con 10 desde los 38 minutos del primer tiempo (expulsado Diego Pérez) y no se notó. No se notó por lo que hicieron los uruguayos que se quedaron en la cancha pero, básicamente, porque Argentina confundió los caminos. Como los confundió cuando jugaron en igualdad de condiciones.
Cinco minutos le bastaron a Uruguay para explicarle a Argentina cuál iba a ser su gran recurso para complicarlo. Tiro libre de Forlán, cabezazo de Cáceres, rebote de Romero y la empujó Pérez. Una falta innecesaria, un tiro libre y un gol. La receta sabida daba sus frutos.
Y se decía que Argentina minimizó sus recursos porque los centrales hicieron todo para demostrar sus falencias. ¿Qué fue lo que hicieron? Una falta tras otra. Y todas sin necesidad. Casi siempre a Luis Suárez de espaldas. La pegada de Forlán puso en evidencia que la Selección no tiene defensa. Cada pelota que fue al área fue peligro. Mucho peligro. Gracias a eso, Uruguay sobrevivió en el partido. Fue enorme lo de Uruguay, por la desventaja numérica y también de calidad. Pero un equipo que sabe cómo maximizar sus recursos logra que esas diferencias se queden en la teoría. Un ejemplo es Luis Suárez: su trabajo fue aguantar la pelota y así fue haciendo amonestar rivales, incluso hasta echarlos, como hizo con Mascherano al final del tiempo reglamentario.
Messi le avisó a todo el mundo que la Selección Argentina sin él no existe. La mano de Batista sólo se vio para armar el equipo inicial y los cambios. Pero el único que decide qué hacer en la cancha es Messi. Es el único capacitado. Y si Argentina se puede poner contenta por tener al mejor del mundo, debe estar triste porque no tiene identidad. Uruguay le dio una lección de mística, pero Argentina no sacó su fútbol.
En la definición por penales, encima, los uruguayos patearon como para que no atajaran ni dos arqueros. Tevez erró el único de Argentina y se acabó un cuento que acabó parecido a como empezó.
Por: Johanna Vera H.
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